Este estudio exhaustivo examinó a 59 pacientes con esclerosis múltiple que cambiaron de natalizumab a terapias anti-CD20 (rituximab, ocrelizumab u ofatumumab) debido a preocupaciones de seguridad. Los investigadores encontraron que los tres tratamientos previenen eficazmente la reagudización de la enfermedad y mantienen tasas de recaída estables, con rituximab mostrando la mayor reducción en la tasa anual de recaídas (de 0,65 a 0,08). Es importante destacar que el 70% de la progresión de la discapacidad ocurrió a través de progresión independiente de la actividad de recaída (PIRA), lo que subraya el desafío continuo de tratar la enfermedad latente incluso con tratamientos eficaces.
Comprensión de las terapias anti-CD20 tras natalizumab para la esclerosis múltiple
Tabla de contenidos
- Introducción: Por qué importa esta investigación
- Métodos del estudio: Cómo se realizó la investigación
- Hallazgos principales: Resultados detallados con todos los números
- Implicaciones clínicas: Qué significa esto para los pacientes
- Limitaciones: Lo que el estudio no pudo demostrar
- Recomendaciones: Consejos prácticos para pacientes
- Información de la fuente
Introducción: Por qué importa esta investigación
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica crónica en la que el sistema inmunitario ataca la cubierta protectora de las fibras nerviosas. Durante la última década, se han logrado avances significativos en el desarrollo de terapias modificadoras de la enfermedad (TME) que pueden ralentizar la progresión de la enfermedad y reducir las recaídas.
Natalizumab (comercializado como Tysabri) es uno de estos tratamientos altamente efectivos, pero conlleva un riesgo grave llamado leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP), una infección cerebral rara causada por el virus John Cunningham (VJC). Para los pacientes que se vuelven positivos para VJC o desarrollan otras preocupaciones de seguridad, es necesario cambiar a otra terapia.
Este estudio se centró en tres terapias anti-CD20 que actúan dirigiéndose a células inmunitarias específicas: rituximab (utilizado frecuentemente fuera de indicación para EM), ocrelizumab (Ocrevus) y ofatumumab (Kesimpta). Los investigadores querían comprender cuán efectivos son estos tratamientos después de que los pacientes interrumpen natalizumab, particularmente si previenen el rebote de la enfermedad y mantienen la estabilidad.
Métodos del estudio: Cómo se realizó la investigación
El equipo de investigación realizó un estudio retrospectivo, lo que significa que revisaron historias médicas de pacientes que ya habían realizado el cambio de tratamiento. Incluyeron a 59 pacientes de un centro médico portugués que cumplían criterios específicos:
- Todos tenían diagnóstico confirmado de EM según criterios de McDonald 2017
- Todos tenían al menos 18 años
- Todos habían cambiado de natalizumab a una de las tres terapias anti-CD20
- Todos habían recibido al menos seis meses de tratamiento con la nueva terapia
Los investigadores recopilaron información detallada que incluía:
- Datos demográficos (edad, sexo)
- Características clínicas (tipo de enfermedad, duración)
- Historial de tratamiento (tiempo que tomaron natalizumab, razones del cambio)
- Medidas de resultado: tasa anualizada de recaídas (TAR), puntuaciones en la Escala Expandida del Estado de Discapacidad (EDSS) y progresión de la discapacidad
Utilizaron métodos estadísticos rigurosos para analizar si los tratamientos mostraban diferencias significativas en los resultados. El estudio siguió a los pacientes durante una media de 28,58 meses después del cambio de terapia, proporcionando tiempo suficiente para observar los efectos del tratamiento.
Hallazgos principales: Resultados detallados con todos los números
El estudio incluyó 59 pacientes con la siguiente distribución: 23 pacientes (39%) cambiaron a rituximab, 29 pacientes (49,2%) a ocrelizumab y 7 pacientes (11,9%) a ofatumumab. El grupo era 69,5% femenino y 91,5% tenía esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR).
Emergieron diferencias demográficas clave entre grupos:
- Los pacientes de rituximab tenían mayor duración de la enfermedad (11,0 años) en comparación con ocrelizumab (5,79 años) y ofatumumab (6,29 años)
- Los pacientes de rituximab tenían enfermedad más activa antes del cambio, con mayores tasas de recaída (TAR 0,65) en comparación con ocrelizumab (TAR 0,03) y ofatumumab (TAR 0)
- Los pacientes de rituximab también tenían puntuaciones de discapacidad más altas (EDSS 3,65) antes del cambio en comparación con ocrelizumab (EDSS 2,4) y ofatumumab (EDSS 2)
Los resultados de efectividad del tratamiento mostraron:
El rituximab redujo significativamente las tasas anuales de recaída de 0,65 a 0,08 (p=0,007), lo que significa que los pacientes experimentaron muchas menos recaídas después del cambio. Sin embargo, estos pacientes también mostraron un aumento significativo en las puntuaciones de discapacidad de EDSS 3,65 a 4,15 (p=0,022).
Ocrelizumab y ofatumumab no mostraron cambios significativos ni en las tasas de recaída ni en las puntuaciones de discapacidad. Los pacientes de ocrelizumab mantuvieron tasas de recaída estables (0,03 a 0,07, p=0,285) y puntuaciones de discapacidad (2,40 a 2,52, p=0,058). Los pacientes de ofatumumab mantuvieron cero recaídas y puntuaciones de discapacidad estables (2,00 a 2,14, p=0,317).
Los hallazgos de progresión de discapacidad revelaron:
En general, 10 pacientes (16,9%) experimentaron progresión de discapacidad durante el estudio. El hallazgo más significativo fue que el 70% de esta progresión se clasificó como progresión independiente de la actividad de recaída (PIAR), lo que significa que ocurrió sin recaídas visibles ni nuevas lesiones en la resonancia magnética.
Seguridad y cambios de tratamiento:
Trece pacientes (22%) tuvieron que cambiar de su terapia anti-CD20 a otro tratamiento. Las razones incluyeron:
- Ineficacia (8 pacientes) - debido a recaídas, actividad en resonancia magnética o progresión clínica
- Preocupaciones de seguridad (3 pacientes) - incluyendo infecciones recurrentes y otros problemas
- Eventos adversos (2 pacientes) - principalmente infecciones
No se reportaron problemas de seguridad significativos para los pacientes de ofatumumab durante el período de estudio.
Implicaciones clínicas: Qué significa esto para los pacientes
Esta investigación proporciona evidencia tranquilizadora de que las tres terapias anti-CD20 pueden ser opciones efectivas después de discontinuar natalizumab. Los pacientes no experimentaron rebote de la enfermedad, lo cual era una preocupación significativa al cambiar de tratamientos altamente efectivos.
El hallazgo de que el 70% de la progresión de discapacidad ocurrió a través de PIAR (progresión independiente de la actividad de recaída) es particularmente importante. Esto significa que incluso cuando los tratamientos controlan exitosamente las recaídas visibles y las nuevas lesiones en resonancia magnética, aún puede ocurrir progresión subyacente de la enfermedad. Esto resalta la necesidad de tratamientos que aborden tanto la actividad inflamatoria como los aspectos progresivos silentes de la EM.
Para los pacientes que consideran cambiar de natalizumab, este estudio sugiere que las terapias anti-CD20 ofrecen una transición segura con control mantenido de la enfermedad. La elección entre medicamentos anti-CD20 específicos puede depender de factores individuales del paciente, incluida la duración de la enfermedad, el nivel de actividad actual y las preferencias personales respecto a la frecuencia de administración y los perfiles de efectos secundarios.
Limitaciones: Lo que el estudio no pudo demostrar
Aunque este estudio proporciona información valiosa, se deben considerar varias limitaciones al interpretar los resultados:
El tamaño de la muestra fue relativamente pequeño, particularmente para el grupo de ofatumumab que incluyó solo 7 pacientes. Esto dificulta sacar conclusiones definitivas sobre este tratamiento específico.
Los grupos no estaban equilibrados al inicio. Los pacientes de rituximab tenían mayor duración de la enfermedad y enfermedad más activa antes del cambio, lo que probablemente influyó en sus resultados. Esto significa que no podemos comparar directamente la efectividad de los tres tratamientos entre sí.
El período de seguimiento para ofatumumab fue más corto (media 6,86 meses) en comparación con rituximab (48,57 meses) y ocrelizumab (17,97 meses). Una observación más prolongada podría revelar resultados diferentes.
Como estudio retrospectivo, los investigadores no pudieron controlar todas las variables que podrían influir en los resultados. Un ensayo controlado aleatorizado proporcionaría evidencia más sólida pero sería más difícil de realizar dada la población de pacientes específica.
Recomendaciones: Consejos prácticos para pacientes
Basándose en esta investigación, pacientes y profesionales pueden considerar las siguientes recomendaciones:
- Discuta las opciones anti-CD20 si necesita discontinuar natalizumab debido a positividad para VJC u otras preocupaciones de seguridad. Estas terapias parecen prevenir efectivamente el rebote de la enfermedad.
- Comprenda que la progresión de discapacidad puede ocurrir sin recaídas. Incluso con buen control de recaídas, el monitoreo regular de la progresión de la discapacidad sigue siendo importante.
- Considere su historial individual de enfermedad al elegir entre opciones anti-CD20. Los pacientes con mayor duración de la enfermedad y mayor discapacidad podrían tener respuestas diferentes a aquellos en fases más tempranas de su enfermedad.
- Mantenga seguimiento regular con su equipo de atención médica. Trece pacientes en este estudio necesitaron cambiar tratamientos debido a ineficacia o efectos secundarios, destacando la importancia del monitoreo continuo.
- Discuta el aspecto silente de la EM con su neurólogo. La alta tasa de PIAR sugiere que controlar la progresión subyacente requiere atención más allá de solo prevenir recaídas.
Información de la fuente
Título del artículo original: Effectiveness of anti-CD20 therapies following natalizumab discontinuation: insights from a cohort study
Autores: Carolina Cunha, Sara Matos, Catarina Bernardes, Inês Carvalho, João Cardoso, Isabel Campelo, Carla Nunes, Carmo Macário, Lívia Sousa, Sónia Batista, Inês Correia
Publicación: Multiple Sclerosis and Related Disorders, Volume 101, 2025, 106564
Nota: Este artículo adaptado para pacientes se basa en investigación revisada por pares originalmente publicada en una revista científica. Mantiene todos los hallazgos clave y puntos de datos mientras hace la información accesible para lectores no médicos.