Este estudio de caso detalla a un hombre de 52 años que desarrolló una enfermedad grave y de rápida progresión tras acampar en una zona rural de Argentina. Lo que comenzó como fiebre y náuseas de una semana de duración se agravó rápidamente hasta convertirse en una insuficiencia respiratoria potencialmente mortal. Mediante pruebas diagnósticas detalladas, los médicos identificaron la causa como síndrome cardiopulmonar por hantavirus, una infección viral poco frecuente transmitida por roedores. La evolución del paciente en cuidados intensivos, que incluyó ventilación mecánica y soporte renal, subraya la gravedad de esta enfermedad y la importancia de la sospecha temprana basada en los antecedentes de viaje y los síntomas.
Una excursión de camping desemboca en una insuficiencia respiratoria potencialmente mortal: Comprendiendo la infección por hantavirus
Tabla de contenidos
- Introducción: Por qué este caso es relevante
- La historia del paciente: Síntomas iniciales y presentación clínica
- Exploración y resultados iniciales de las pruebas
- Hallazgos en las pruebas de imagen: Radiografía y tomografía computarizada
- Deterioro rápido: Ingreso en UCI y cuidados intensivos
- Considerando las posibilidades: ¿Qué podría ser?
- Estableciendo el diagnóstico: Confirmación de hantavirus
- Comprendiendo el hantavirus: Transmisión y tipos
- Implicaciones clínicas para los pacientes
- Información de la fuente
Introducción: Por qué este caso es relevante
Este informe clínico detallado ilustra cómo una excursión de camping aparentemente ordinaria puede desencadenar una emergencia médica potencialmente mortal. El síndrome cardiopulmonar por hantavirus es una entidad clínica rara pero grave que tanto pacientes como médicos deben conocer, especialmente quienes frecuentan zonas rurales o tienen exposición a roedores. El caso demuestra la progresión rápida desde síntomas pseudogripales leves hasta insuficiencia respiratoria grave, y muestra cómo una meticulosa labor diagnóstica puede identificar la causa correcta.
La historia del paciente: Síntomas iniciales y presentación clínica
Un varón de 52 años previamente sano acudió a un servicio de urgencias en Buenos Aires, Argentina, a principios de otoño con fiebre persistente durante una semana. Había gozado de su estado habitual de buena salud hasta siete días antes, cuando comenzó la fiebre. Su primera visita a urgencias mostró una temperatura de 38,0°C (100,4°F), y la prueba para SARS-CoV-2 (el virus que causa COVID-19) fue negativa. Fue dado de alta con recomendaciones de tratamiento sintomático.
Durante los siguientes siete días, la fiebre persistió y aparecieron síntomas adicionales, incluyendo náuseas, dolor abdominal y diarrea acuosa. Debido a la escasa ingesta oral y preocupación por deshidratación, regresó al servicio de urgencias. Esta vez, sus signos vitales eran preocupantes: la saturación de oxígeno era del 89% respirando aire ambiente (normal 95-100%), que solo mejoró al 93% con oxígeno suplementario. Mostraba confusión pero sin déficits neurológicos focales.
Exploración y resultados iniciales de las pruebas
El historial médico del paciente incluía litiasis biliar tratada con colecistectomía dos años antes. Estaba completamente vacunado contra COVID-19 pero no contra la gripe. No tomaba medicación habitual y no tenía alergias medicamentosas conocidas. Vivía en Buenos Aires con su familia, trabajaba en una oficina, y no tenía mascotas ni exposiciones ocupacionales significativas.
Destacablemente, aproximadamente un mes antes de enfermar, se había sometido a un tratamiento de endodoncia dental. Más significativamente, había visitado recientemente la región rural de Chascomús en Argentina, donde había acampado al aire libre en tienda de campaña. Refirió no haber sufrido picaduras de insectos conocidas, contacto con roedores u otras exposiciones específicas.
Al ingreso en UCI, presentaba niveles persistentemente bajos de oxígeno (saturación del 88%) requiriendo oxigenoterapia de alto flujo. La exploración física reveló mucosas secas sugiriendo deshidratación, higiene dental deficiente con caries dentales, y crepitantes bibasales. El abdomen era blando con leve dolor epigástrico a la palpación.
Las pruebas de laboratorio mostraron varias alteraciones preocupantes:
- Hematocrito elevado (56,9%; normal 41-53%) indicando hemoconcentración
- Recuento elevado de leucocitos (16.500 células/μL; normal 4.500-11.000) con predominio de neutrófilos
- Recuento bajo de plaquetas (54.000/μL; normal 150.000-400.000)
- Nitrogeno ureico en sangre elevado (49 mg/dL; normal 8-25 mg/dL) sugiriendo afectación renal
- Nivel de creatinina normal (1,23 mg/dL; normal 0,60-1,50 mg/dL)
La gasometría arterial mostró niveles críticamente bajos de oxígeno (presión parcial de oxígeno arterial 42 mm Hg; normal 80-100 mm Hg), niveles elevados de dióxido de carbono (70 mm Hg; normal 35-45 mm Hg), y pH sanguíneo ácido (7,14; normal 7,35-7,45).
Hallazgos en las pruebas de imagen: Radiografía y tomografía computarizada
Una radiografía de tórax portátil realizada en urgencias reveló opacidades en vidrio deslustrado difusas en ambos pulmones, predominantemente en lóbulos inferiores, con opacidades reticulares asociadas (patrones en forma de red). Estos hallazgos sugerían sobrecarga de líquidos o posiblemente una infección subyacente como neumonía atípica.
La tomografía computarizada de tórax sin contraste mostró anomalías más detalladas:
- Engrosamiento de los septos interlobulillares en ambos pulmones
- Engrosamiento peribroncovascular (alrededor de vías aéreas y vasos sanguíneos)
- Opacidades en vidrio deslustrado parcheadas y áreas de consolidación
- Atenuación en mosaico y aumento del diámetro vascular
- Una opacidad nodular con cambios en vidrio deslustrado circundante en lóbulo superior derecho (el "signo del halo"), que puede sugerir infección fúngica
Globalmente, estos hallazgos eran compatibles con edema pulmonar, con posibilidad de infección superpuesta.
Deterioro rápido: Ingreso en UCI y cuidados intensivos
El estado del paciente se deterioró rápidamente a pesar del tratamiento inicial. Los médicos iniciaron terapia antimicrobiana empírica con cuatro medicamentos: ceftriaxona, vancomicina, claritromicina y oseltamivir para cubrir diversas infecciones bacterianas y virales posibles.
A pesar de recibir oxígeno de alto flujo a 50 litros por minuto con oxígeno inspirado al 100%, sus niveles de oxígeno permanecieron críticamente bajos. Requirió intubación endotraqueal y ventilación mecánica dentro de su primer día de hospitalización.
Desarrolló shock refractario requiriendo múltiples vasopresores incluyendo noradrenalina y vasopresina. También desarrolló lesión renal aguda anúrica requiriendo terapia renal sustitutiva continua (diálisis).
Su cuadro cumplía los criterios de Berlín para síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) grave, caracterizado por:
- Opacidades pulmonares bilaterales en las imágenes
- Inicio agudo en una semana
- Hipoxemia grave con ratio PaO₂/FiO₂ <100 (el suyo era 42)
- Ausencia de insuficiencia cardiaca como causa primaria
Los médicos utilizaron un catéter de arteria pulmonar para guiar el tratamiento, que mostró:
- Presión auricular derecha: 7 mm Hg
- Presiones arteriales pulmonares: 30/20 mm Hg (sistólica/diastólica) con media de 23 mm Hg
- Presión de enclavamiento capilar pulmonar: 11 mm Hg
- Gasto cardiaco: 4,7 litros/minuto
- Índice cardiaco: 2,6 L/min/m²
- Resistencia vascular sistémica: 1405 din·seg·cm⁻⁵ (indicando shock hipovolémico)
Recibió reanimación hídrica agresiva con solución de Ringer lactato, y sus mediciones hemodinámicas mejoraron. Aunque se consideró oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) para su insuficiencia respiratoria grave, finalmente su oxigenación mejoró con ventilación mecánica convencional.
Considerando las posibilidades: ¿Qué podría ser?
El equipo médico consideró varios diagnósticos posibles antes de llegar al correcto:
Neumonía adquirida en la comunidad: Inicialmente considerada dada su fiebre y síntomas respiratorios. Sin embargo, las pruebas negativas para SARS-CoV-2, gripe, neumococo, y la ausencia de tos productiva o consolidación focal en las imágenes hacían improbable una neumonía bacteriana o viral típica.
Trastorno mieloproliferativo: Su hematocrito y recuento leucocitario elevados inicialmente sugirieron condiciones como policitemia vera, que podría predisponer a infecciones fúngicas. Sin embargo, su plaquetopenia y ausencia de organomegalia en ecografía hacían esto improbable.
Síndrome pulmón-riñón: Se consideraron trastornos autoinmunes (síndrome de Goodpasture, vasculitis o lupus) que afectan tanto pulmones como riñones, pero se consideraron improbables debido a la ausencia de hematuria, cilindros hemáticos u otros signos autoinmunes.
Síndrome cardiopulmonar por hantavirus: Emergió como la posibilidad principal dada su reciente excursión de camping a zona endémica, progresión rápida a insuficiencia respiratoria, edema pulmonar no cardiogénico, hemoconcentración, trombocitopenia y leucocitosis. El patrón de síndrome de extravasación capilar coincidía con infección por hantavirus.
Estableciendo el diagnóstico: Confirmación de hantavirus
Las pruebas diagnósticas confirmaron finalmente la infección por hantavirus. Los cultivos iniciales de sangre y esputo no mostraron crecimiento. Las pruebas para VIH, virus del dengue y leptospira fueron negativas. Sin embargo, pruebas especializadas revelaron:
- Anticuerpos IgM específicos para hantavirus positivos (indicando infección reciente)
- Prueba de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) positiva detectando ARN viral
- Posterior seroconversión con anticuerpos IgG detectables en pruebas de seguimiento 6 días después de las pruebas iniciales
Estos hallazgos confirmaron el diagnóstico de infección por hantavirus manifestada como síndrome cardiopulmonar por hantavirus.
La cronología diagnóstica del hantavirus sigue un patrón específico:
- Los anticuerpos IgM se detectan 1-3 días tras el inicio de síntomas, alcanzan su pico alrededor del día 10, y declinan aproximadamente hacia el día 30
- Los anticuerpos IgG comienzan a elevarse 3-5 días tras el inicio de síntomas y permanecen elevados a largo plazo
- El ARN viral puede detectarse por NAAT antes y hasta aproximadamente 10 días tras el inicio de síntomas
En Argentina, la prueba de inmunoabsorción ligada a enzimas (ELISA) para hantavirus tiene una sensibilidad del 96,6% y especificidad del 90,6%, aproximándose al 100% de sensibilidad durante la fase cardiopulmonar de la enfermedad.
Comprendiendo el hantavirus: Transmisión y tipos
Los hantavirus son virus ARN pertenecientes a la familia Bunyaviridae que se encuentran mundialmente. En las Américas, se han identificado más de 20 genotipos. Estos virus son hospedados por roedores de la familia Muridae (incluyendo varias especies de ratones y ratas), que portan infecciones asintomáticas crónicas y excretan el virus a través de orina, saliva y heces, contaminando su entorno.
La infección humana típicamente ocurre mediante:
- Inhalación de partículas virales aerosolizadas de excretas de roedores
- Contacto directo con orina, excrementos o materiales de nidificación de roedores
- Raramente, mordeduras de roedores infectados
En Argentina, ocho genotipos de hantavirus se han relacionado con el síndrome cardiopulmonar por hantavirus, incluyendo:
- Virus Andes (único por su transmisión potencial entre humanos)
- Virus Lechiguanas
- Virus Laguna Negra
- Virus Orán
Los brotes del virus Andes en la región de Patagonia se han asociado con tasas de mortalidad de hasta el 40%. Argentina tiene la incidencia más alta de síndrome cardiopulmonar por hantavirus en las Américas.
La enfermedad progresa a través de cuatro fases:
- Periodo de incubación: 2-4 semanas tras la exposición sin síntomas
- Fase prodrómica: 3-5 días de fiebre, fatiga, mialgias y ocasionalmente síntomas gastrointestinales
- Fase cardiopulmonar: 2-4 días de deterioro respiratorio rápido, edema pulmonar y shock
- Convalecencia: Recuperación gradual que puede durar semanas, con fatiga persistente y poliuria (micción excesiva)
La enfermedad grave resulta tanto de la infección viral directa como de una respuesta inmunitaria desregulada que provoca un síndrome de extravasación capilar profundo, conduciendo a la acumulación de líquido en los pulmones y al fallo circulatorio.
Implicaciones Clínicas para los Pacientes
Este caso destaca varios puntos importantes para los pacientes:
La Historia de Viajes es Relevante: Informe siempre a sus médicos sobre viajes recientes, especialmente a zonas rurales o regiones donde se conocen enfermedades específicas. La excursión de acampada de este paciente a la región endémica de hantavirus de Chascomús fue información crucial para el diagnóstico.
Reconozca los Síntomas Precoces: La infección temprana por hantavirus se presenta con síntomas inespecíficos similares a la gripe—fiebre, fatiga, mialgias—que pueden incluir síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y dolor abdominal. Estos síntomas suelen desarrollarse 1-5 semanas después de la exposición a roedores o sus excretas.
Busque Atención Médica Inmediata: Si desarrolla síntomas respiratorios (tos, disnea) junto con fiebre tras una posible exposición a roedores, busque atención médica inmediatamente. El reconocimiento temprano y los cuidados de soporte son esenciales para la supervivencia.
La Prevención es Clave: Cuando permanezca en zonas rurales o áreas con actividad de roedores:
- Evite zonas con signos de infestación de roedores (excretas, nidos, roedores muertos)
- Ventile edificios cerrados antes de entrar
- Use guantes al manipular madera, heno u otros materiales que puedan albergar roedores
- Desinfecte áreas con evidencia de roedores con solución de lejía
- Selle agujeros y grietas en viviendas para prevenir la entrada de roedores
- Almacene alimentos en contenedores a prueba de roedores
Enfoque de Tratamiento: No existe un tratamiento antiviral específico para la infección por hantavirus. Los cuidados son de soporte, centrándose en:
- Manejo cuidadoso de fluidos para abordar la extravasación capilar sin empeorar el edema pulmonar
- Oxigenoterapia y ventilación mecánica para el fallo respiratorio
- Soporte de presión arterial con medicamentos vasopresores cuando sea necesario
- Terapia de reemplazo renal (diálisis) para el fallo renal
- Tratamiento de infecciones secundarias si ocurren
Con cuidados de soporte avanzados en unidades de cuidados intensivos, las tasas de supervivencia han mejorado, aunque la enfermedad sigue siendo grave con un riesgo significativo de mortalidad, especialmente en las primeras 24-48 horas de hospitalización.
Información de la Fuente
Título Original del Artículo: Caso 15-2025: Un Hombre de 52 Años con Fiebre, Náuseas y Fallo Respiratorio
Autores: Martín Hunter, M.D., Ignacio Lopez Saubidet, M.D., Tomás Amerio, M.D., y Maria V. Leone, M.D.
Publicación: The New England Journal of Medicine (29 de mayo de 2025; 392:2049-2057)
DOI: 10.1056/NEJMcpc2412526
Este artículo orientado a pacientes se basa en investigación revisada por pares de The New England Journal of Medicine. Mantiene todos los hallazgos médicos significativos, puntos de datos y detalles clínicos del reporte de caso original mientras hace la información accesible para pacientes y cuidadores.